Cap 13 Fic "Queriendo escapar encontre mi hogar" By BlueRose

Capítulo 13:


Esos ojos color chocolate… dios si me haría falta en los días de mi viaje. Sin planearlo me había enamorado, ¡wow! Hoy me doy cuenta de que es muy cierto eso de que, cuando menos te lo esperas encuentras al amor. Solo que la situación no era la correcta, se que si lo dejaba lo haría sufrir así como yo sufría en este momento, por otro lado, si seguía con esto sería demasiado complicado.



Suspiramos al mismo tiempo, y esbozamos una triste sonrisa. Fue tan raro, ¿qué el destino solo jugaba con nosotros? Que hasta eso mismo nos dolía.



-¿Te gustaría ir a tomar un café?-sonreí.

-Claro, pero yo invito.

-¡Oh! Nada de eso, no me salgas con el machismo, yo pagaré.- me cruce de brazos. Él soltó una carcajada y me abrazó.

-Está bien, vamos pequeña.

-¡Hey!- exclamé indignada, me dio una suave patadita de lado en el trasero y comenzó a caminar dejándome atrás.





Después del café, decidimos que era hora de irnos. Teníamos miedo de que alguien reconociera a Bill, pero creo que o las fans estaban en junta por algún lado, o todos habían amanecido medio dormidos.



Llegamos al apartamento, la escena que nos encontramos fue demás tierna. Carolina abrazada de Tom, los dos sentados en el sofá totalmente dormidos cubiertos por una manta.

-Como limpiaron…- note el sarcasmo.

-Calla, se ven lindos juntos, siento ser yo la que los voy a separar.- me acerqué lentamente y le di golpecitos en la frente a Caro.- Hey Caro…- susurré- despierta. Carolina- dije un poco más fuerte.

-¿Eh?- entre abrió los ojos.

-Caro, vamos…

-¿Qué hora es?

-Es la hora de que nos vayamos, vamos.

-Está bien- bostezó, y se puso de pie. Tom se removió un poco, pero no se despertó.

-Nos vemos en la noche Bill- le sonreí mientras salí por la puerta principal.





Abrí la puerta del apartamento y justo cuando Carolina entró me giré.

-A ver Carolina, ¿tienes algo que decirme?- no se exactamente que fue lo que vi en sus ojos. Suspiré. Dirigí mis pasos hasta la sala de estar y tomé asiento en un sillón, seguida por ella.- Vamos Caro, algo pasa entre tú y Tom, pero quiero que me confirmes mis sospechas.- acarició su anillo de compromiso mientras suspiraba y sus ojos se llenaban de lágrimas.

-Es…-su voz se quebró, carraspeó un poco- es que… te lo juro que yo…- sollozó- yo no lo planeé, te lo juro que yo no lo planeé- sollozó nuevamente- no tienes idea de lo que quiero a Eduardo, pero creo que después de tanto tiempo las cosas se han ido enfriando…- tomó aire- Tu más que nadie me conoces, y creo que es hora de que aclaré algunas cosas.

-Okay tranquila amiga siempre te voy a apoyar- le sonreí- pero creo que es hora de hablarle a Ilse, recuerda de que nos arreglaremos juntas- me puse de pie, ella también y con una sonrisa motivo que me alegró.



Ilse no tardó nada en llegar, pedimos comida unas ensaladas. Y comenzamos manos a la obra. El departamento era de zapatos, ropa, cosméticos y demás accesorios tirados por todos lados, la música al tope y nosotras bailando cantando, mientras nos poníamos guapas. Ilse nos peinó Caro la maquilló a Ilse y a mi también y yo a ella. Solo nos quedaban los vestidos y estábamos listas, y solamente faltaban 15 minutos para que los chicos llegaran por nosotros.





El timbre sonó y las tres nos volteamos a ver, caminamos juntas hasta la puerta y antes de abrir suspiramos. Abrí lentamente la puerta y frente a nosotros se encontraban cuatro guapísimos jóvenes que sonreían.



-¡Wow!- exclamó Tom- están muy bellas

-Gracias- contestamos las tres al unisón.

-Vámonos Karina nos está esperando- el nerviosismo de Georg era más que evidente.



Tomamos nuestros bolsos y salimos al estacionamiento donde nos esperaba una gran, pero gran limosina, creo que en mi vida había visto una tan grande. Y vamos que me había subido en algunas, claro sin dar muchos detalles, pero esa era enorme. Después de unos cuantos minutos llegamos a una casa de dos plantas algo normal. Georg bajo luego de preguntarnos por centésima ves si se veía bien, era tierno como un pequeño gatito, de verdad le importaba la chica se notaba en sus ojos. Pronto se abrió la puerta nuevamente y ahora entro un Georg sonriente y una hermosa joven de complexión delgada, alta cabello rubio y ojos grises. Ella y Georg realmente hacían una hermosa pareja.



Mientras llegábamos los chicos brindaban y nos contaban como sería todo, claro diciéndonos que era la primera ves que llegaban los cuatro con parejas así que sería algo abrumador más para nosotras que para ellos. Que no nos pusiéramos nerviosas, sonriéramos y saludáramos un par de veces solo por quedar bien, después todo se calmaría. Conforme nos decían todo eso, iba haciendo nota mental de las cosas para no olvidar nada. No me di cuenta cuando llegamos hasta que la puerta se abrió y los primeros en bajar fueron Georg y Karina, no pude evitar sentir miedo cuando los gritos aumentaron de manera espeluznante ¿en qué me había metido?, posteriormente bajaron Gustav e Ilse, y los gritos subieron, después Tom y Carolina, pero cuando salió Bill realmente me asuste. Me daba miedo salir ¡no quería salir! Hecho un vistazo dentro para ver porque no salía y cuando me sonrió olvide todos los gritos, simplemente me olvidé de todo y tome la mano que me extendía.



Los flashes de las cámaras era cegadores, y las chicas que estaban por donde los chicos pasaban firmando nos gritaban que si éramos sus novias, sus amigas, alguna que otra nos gritó zorras, y demás palabras altisonantes. Aún así pudimos llegar hasta donde estaban algunos reporteros, cosa que se complicó un poco ya que todos querían fotografiar y entrevistar a los chicos.



-Chicos, buenas noches- saludo mujer joven que sostenía un micrófono en el que se podía leer RTL- Hoy vemos que vienen muy bien acompañados- ellos sonrieron, volteé a mirar a Carolina que traía una cara de no entender que era lo que estaba pasando.- ¿Podemos saber quienes son estas bellas mujeres?- acercó el micrófono a Bill, que respondió con una sonrisa.

-Amigas, son amigas nuestras.

-¿Solo amigas?- la sonrisa de la reportera se ensanchó.

-Así lo quieren- dijo al aire mientras me miraba, cosa que hizo que las fans gritarán. Mis ojos se abrieron completamente por su respuesta.

-¡Wow! ¿Eso fue una indirecta?- cuestionó mientras reía.

-En lo absoluto. Las cuatro saben perfectamente que es lo que sentimos por ellas, y eso es lo único que importa.

-¿Qué tienes que decir a esto…?- de pronto el micrófono se encontraba frente a mí, y solo pude tragar saliva y voltear a ver a Bill, él simplemente asintió, como autorizándome a que hablara.

-Ellos saben lo que pensamos y eso es más que suficiente, no tengo nada más que decir- contesté lo más serena posible, y con un ligero acento de ser extrajera, al final sonreí.

-Debemos irnos- Bill me tomó de la mano y volteó a mirar a los demás, quienes traían unas caras de confusión, sin decir palabra continúe caminando, sin siquiera voltear a mirarlo. Ni a él ni a nadie.



Entramos al salón pronto llegó un joven el que nos indicó como llegar hasta nuestra mesa. Todo, absolutamente todo estaba perfectamente decorado. Enormes arreglos florales estaban por todos lados al igual que telas de hermosos colores, cada una de las personas perfectamente vestidas y coordinadas, las mesas estaban vestidas con unos elegantes manteles negros y platos rojos. Sin duda algo muy bien preparado y de alta categoría.



El pelinegro me abrió la silla y me senté, ni siquiera un asentimiento de cabeza había salido de mí hacía desde lo que había sucedido en la entrevista. Él más que nadie sabía que, acepté a ir a ese evento por el aprecio y agradecimiento que le tenía, pero eso no le daba derecho a gritarle a media Alemania lo que sentía por mí. Menos sabiendo que contaba con millones de seguidoras, las que en esos momentos, si no tal ves mañana me odiarían al ver la entrevista. No solo a mí, también a Caro, Karina e Ilse.



La que más me preocupaba de las cuatro era Carolina, mi amiga aún estaba comprometida con Eduardo, si esta noticia llegaba a México y él se enteraba las cosas no saldrían nada bien, o por lo menos no acabarían bien.



-¿Qué pasa?- la voz de Bill sonó demasiado cerca para mi gusto, sus labios estaban casi por rozar mi oreja. Los demás habían roto el hielo nada más tomar asiento en la mesa, yo seguí callada. Giré mi rostro para quedar de cara a él.

-¿Qué pretendes Bill?- mi voz sonó tan delicadamente peligrosa. Sí, mi mirada demostraba coraje, eso era lo que sentía en ese momento.

-Nada Leticia, ¿por qué lo dices?- Sin embargo su rostro reflejaba serenidad.

-Por lo de hace unos minutos, ¿por qué dijiste eso? ¿Por qué Bill…?- no pude terminar la pregunta, no sabía que reclamarle, ¡sí! Estaba molesta, demasiado, ¿pero había una justa razón? Expulse sonoramente el aire que se encontraba en mis pulmones por la boca.- Sabes… olvídalo.

-Tranquila- tomó mi mano izquierda entre las suyas y me sonrió antes de besarla.

-No lo hagas más difícil- un nudo se había apoderado de mi garganta. ¿Estos cambios de humor se los debía al embarazo?

-¿Hacer qué?- preguntó rozando sus labios en el dorso de mi mano, se me erizó la piel.

-Bill…- reprendí, sus labios seguía acariciándome. Su mano derecha llegó hasta mi rostro y me acarició. Este hombre sabía que tenía el mayor encanto y sabía como explotarlo. Se acercó lentamente, sus ojos estaban llenos de ternura, cariño y un poco de miedo. Me enternecí al verlo, solo pude cerrar mis ojos y aceptar el suave y delicioso contacto de sus labios. Solo fue un pequeño roce y nos separamos.



La velada siguió comenzaron con un documental que me quitó el aliento, la cruda realidad con la que mostraban como vivían los pequeños niños de la calle, de ciudades de todo el mundo. Entrevistas a famosos acerca de cómo podrían apoyar a la causa, a personas comunes y demás. Los platillos de comida no podían faltar, y como ya había imaginado completamente deliciosa. Después de terminar el postre los chicos se pusieron de pie y nos dijeron que debían ir a hacer unas cosas y prepararse. Ilse les sonrió y asintió. David que se encontraba en la misma mesa que nosotros, a quién me habían presentado justamente minutos antes, desapareció con ellos.



Carolina se quejaba constantemente de que no entendía la mayoría de lo que decían las personas a su alrededor, aún cuando Tom se había pasado todo el tiempo traduciéndole.



-Es que no, ya está decidido- hizo una pausa- tomaré clases de alemán- Ilse y Karina se rieron- es que sí muchachas, el inglés ayuda y bastante, pero no es lo mismo. Quiero poder entenderles todo lo que me dicen, se que se esfuerzan por recordar hablar en inglés.- Justo en ese momento las luces se apagaron nuevamente, y apareció en escena una señora de bastante edad, pero aún así con exquisito gusto para vestir.



-Damas y caballeros, es un honor para m presentarles al grupo que esta revolucionando en este momento a toda Europa. ¿Quién iba a imaginar que estos chicos con tan solo quince años de edad comenzarían a causar furor entre todas las adolescentes? ¿Y aún más que se mantuvieran así por varios años? Así que un fuerte aplauso para ellos que están llevando la música en alemán por cada rincón de este continente. ¡Un aplauso para Tokio Hotel!- todos comenzaron a aplaudir, el escenario se iluminó y los chicos aparecieron. Tocaron tres canciones, la última fue la que más me llegó, hablaba precisamente de los niños de la calle, todas las mujeres presentes nos encontrábamos con los ojos llenos de lágrimas, mientras el escenario se apagaba nuevamente dando por finalizada su actuación.



Tardaron bastante en aparecer, y cuando lo hicieron Tom hizo a Carolina acompañarlo a no se donde. Cuando volvieron fue ya que el evento estaba dando a su fin, Caro se veía feliz traía una gran sonrisa en el rostro, no me atreví a preguntar en ese momento el por que.



Subimos de nuevo a la limosina, me encontraba realmente cansada y tenía mucho sueño. Apoyé mi cabeza en el pecho de Bill mientras me abrazaba, esa noche me sentía demasiado alejada a los demás. Llegamos a la casa de Karina y Georg se bajo a acompañarla, ya llevaba algo de tiempo, y claro Tom abrió la ventanilla y casi se sale por ella.



-¿Quieres darte prisa? ¿O es que piensas acampar allí? Por que nosotros queremos irnos- la risa de todos los presentes, menos de Carolina inundaron el vehículo, segundos después Georg entró casi corriendo.

-¿Tenías que estropearlo, verdad?- su puño dio contra el brazo del rastas.

-¡Hey Hagen!- le devolvió el golpe, y así estuvieron hasta que se cansaron.



No supe en que momento me quede dormida. Sólo se que el perfume de Bill embriagaba mis sentidos. Me quedé abrazada a él, a su delgado cuerpo que me abrazaba fuertemente, quería permanecer así todo el tiempo que pudiera. Me encantaba la sensación que su piel rozando la mía, de su voz acariciando mis oídos, de todos su ser inundando mis sentidos. Él era el chico perfecto.

Continuara...

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